Ser la mejor versión de uno mismo.

A veces uno se pone trabas mentales para dar el salto e irse del país natal a otro. En la primera fase, cuando uno cree haber decidido irse, ve todo lo del país destino a través de unos lentes rosa que hace que todas las señales rojas de peligro sean rosa también. Luego va a recibir el comentario de algún amigo o familiar que no quiere que uno se vaya. Generalmente esa persona busca lo primero que Google le tira sobre "lo peor de vivir en [INSERTE PAIS DESTINO]" y va a tirarle con todo eso, haciendo dudar y activando el auto-boicot en la mente de uno.

En esta fase dos se activa el "ahh no, si no es absolutamente todo perfecto no tiene sentido irme". Si ese no es el pensamiento más peligroso no se cuál sea! Hablo de esto porque pasé por esas cosas, desde el amigo que tiraba con todo lo negativo, sea tan descabellado como irreal, a dudar al momento de ver que algunas cosas eran iguales porque, después de todo, los problemas de la humanidad los compartimos en todo el mundo.

Y muchos me han preguntado en nuestras charlas por Instagram, o videos: "No parece tan bueno al final, por qué te fuiste?". Y acá es como llegué a esta conclusión de "ser la mejor versión de uno mismo". No porque no puedas serlo en tu país de origen, sino más bien porque puede ser más difícil o hasta peligroso físicamente. Hablaba con alguien y llegamos a la conclusión de que vivir en Argentina es como jugar en modo difícil a un juego. A que la diferencia está entre que en Nueva Zelanda se vive y en Argentina se sobrevive. Podés o no estar de acuerdo, sobre todo si se te infla patrióticamente el pecho. Pero si hasta yo a veces veo cosas de Argentina que me llenan de orgullo y las canto a los 4 vientos!

Pero esa diferencia entre sobrevivir y vivir es tan rotunda, tan tangible y tan grande, que una vez estás acá entendés por qué te fuiste y entendés por qué no volverías. No es un tema de crisis económicas, políticas o inseguridad, es un tema cultural. Que yo pueda salir a caminar por donde quiera, sin miedo, que pueda hacer una compra fugaz en el mercado a la noche sin tener que mirar sobre el hombro, que pueda ahorrar de acá a 20 años sabiendo que la moneda no es una montaña rusa... todo eso saca muchísima presión que permite que vivamos como realmente somos.

Nadie está exento de perder los estribos, o del stress, o del miedo... y todos los problemas, trabas, piedras en el camino que encontramos en países inestables política, económica y culturalmente funcionan como catalizadores. La sociedad vive en un estado de histeria continuo, todos están enojados con todos y la violencia es moneda corriente. Ahora, alguno me podrá decir que la verdadera cara de las personas la vemos cuando está bajo todo esta pila de presión y stress, pero... cómo no estarlo si están continuamente bombardeados por la violencia de la sociedad? Qué queda hacer en esos casos? No es sano estar adaptado a una sociedad enferma.

Yo me encontré conque vivir en Nueva Zelanda me permite dejar de pensar en muchas cosas y simplemente vivir y disfrutar. Empezar por la mañana caminando al costado del mar al trabajo en lugar de empezar viendo qué cortes iban a afectarme en mi colectivo a la oficina, teniendo especial cuidado en no tener el brazo cerca de la ventanilla para que no me roben el celular... marca una gran diferencia.

Quería dejar esta reflexión para ayudarlos a entender desde qué posición hablamos de las "problemáticas de Nueva Zelanda" y que, si bien existen, no se comparan a la vida que llevábamos antes.

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