Son las 7 y media de la mañana. Después de desayunar heavy metal panceta, huevo y tostadas con café me dispongo a salir, tarde de nuevo, al trabajo.
Es una caminata de unos 35 minutos que, en algún momento, hacía en apenas 10 minutos de colectivo, con espera incluida. Aprendí que caminar, cuando tenés un camino tan lindo, es la mejor opción, llueva, truene, nieve o el sol te prenda fuego. Así que eso es lo que hago hace ya más de un año: Caminar a la oficina.
Generalmente tengo dos opciones que sigo a la hora de ir a la oficina. La principal y la que tomo casi siempre es a través de todo el Waterfront, desde Te Aro hasta el final, cerca de la estación de trenes.
Es un camino muy lindo con puentes sobre el mar, vistas increíbles al amanecer entre montañas y la bahía y plazas y spots para frenar y disfrutar (llegando incluso más tarde al trabajo). Es parte de lo que uno aprende estando en Nueva Zelanda: A relajar y no apurarse para ir a ningún lado.
La otra opción la reservo para cuando el clima se levanta con el pie izquierdo, lo cual suele significar lluvia y vientos de hasta 120 kmph. No es algo que quieras, te lo aseguro. Una vez (primera y última) volví a casa EN BICICLETA, con este tipo de clima. Creo que nunca me empapé ni sufrí tanto frío en mi vida. No veía nada de la lluvia que me pegaba latigazos en la cara.
Pero bueno, la cuestión que les quería contar es que, al ir por el primer camino que les mencioné, el que es bordeando el mar, suelo encontrarme a una amiga prácticamente todas las mañanas. La tipa está ahí, a veces durmiendo pareciera, apoyada sobre algunas rocas abajo del agua, cosa que puedo ver con total claridad debido a lo cristalino del agua. Otras veces pasa por debajo mío cuando cruzo alguno de los puentes y me sorprende siguiéndome por largos tramos...siempre voy atento a encontrarla. Les estoy hablando de una mantarraya. Es más, casi juraría que es la misma mantarraya siempre, aunque eso me resulta difícil de asegurar dado la cantidad enorme de estos peces que vemos en el Waterfront y Oriental Bay.
El tamaño es como el de una mesa mediana, casi que me podría subir y sentirme un Aquaman devaluado. Hay otras más pequeñas y es muy fácil encontrarlas en, como les decía, Oriental Bay. También es uno de los motivos por los que recibimos visitas de orcas bastante seguido. Vienen a cazar las mantarrayas para cenarlas. Pobrecitas! Con lo que me gustan a mi y a la waifu (ella es una fan LOCA de las rayitas!).
A qué venía todo esto? No se, pero sentí que tenía que mencionar a mi compañera de camino al trabajo antes que se la coma una orca!
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